Todo comenzó en 1973, cuando se desarrolló una publicidad innovadora para comunicar que las pilas alcalinas de Duracell duraban mucho más que las pilas comunes y baratas de zinc-carbón. Se creó un pequeño y esponjoso conejo rosa que, funcionando con pilas Duracell, fue capaz de durar más que las demás en una gama de desafíos coloridos.